Una ruta cansada de tanto disentir
consigo misma cruza mis entrañas
y se detiene frente a un galpón cuyo norte
nunca tuvo futuro: resentido.
Son ocho metros. Nadie podría atestiguar
contra tal trayectoria. Malamente
las bibliotecas mudas entierran todo asombro
y se dispersan sin decir adiós.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario