No perdona tu odioso superyó los errores:
te decís a vos misma que sos una basura,
una imbécil ahijada de imbéciles candores,
y la cosa no para sino con la clausura
que significa el sueño, cuando llega. Tras todo
este quilombo siguen un agrio sinsabor,
una pena, una floja melancolía, un modo
del ánimo que opaca la gracia o resplandor
de otros momentos tuyos. ¡Serena, che morena!
No te castigues tanto, que los errores pasan
y la gracia es que pasen como granos de arena
de un reloj cuyas horas no se traban ni atrasan.