Mi cuerpo, aguardentosa
contusión de los años,
gira en torno a la mesa
de las trepanaciones.
Pero cómo extraer
la piedra de locura
de los Incas que un día
me inculcaron los libros.
Así, los quipus rotos,
un alfabeto infuso
pero gris me sostiene
contra los arrecifes.