Cuando llega el silencio
a la mente me hundo
en un papel en blanco
y escribo. Ya es de noche
y un libro se sulfura
porque no nos recuerda.
Un lampo de quietud
me es concedido. Calla
mi sombra, resplandece
a cada verso que
trazo, a cada derrumbe
del tiempo: irreversible.
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