Voy dando de a cien pesos
mi dinero a un muchacho
que limosnea. Quiere
viajar en colectivo,
comprar un sándwich, una
gaseosa. Poco a poco
me acepta. Ya le dije
que quiero que, algún día,
me cuente de él: su historia,
qué le pasó. Ojalá
encuentre algún refugio,
algún techo, esta noche.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario