¿Qué pasó con la guerra?
Tanto que la evocara
--¡viva memoria fiel
de un pobre fusilado!--
y no se siente. Se oyen,
en cambio, el arreciar
de neumáticos contra
el asfalto y alguna
ave que canta. Yo
permanezco en silencio
y escribo. Sí, la guerra
corresponde a la tele,
ese ritual vacío.
(Los misiles, que existen,
son nuestros nuevos cucos.)
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