En esta habitación
no pasa nada. Miro,
sentado ante una mesa
quieta como las sombras
que en el patio traslucen
de algún modo la dicha
de no pertenecer
a los días, renuentes
al descansar, mi rostro
en el callado espejo
que una ventana triste
confecciona. (La luz
de un foquito en la noche.
Esbozar sin palabras
algo que tronchará
un tiempo sin semblantes.)
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