El Deber se me impone:
son ya tres los decenios
de rebeldía. El mundo,
inercial, me descarta
como a esos derelictos
que yacen en la arena
y a los que aún agitan
las olas, poderosas.
Volver a navegar:
mi Paraíso sirve
nada más que a lo estéril.
Que la Ciudad azul
vuelva a aceptar mi paso
por ella y me contrate
de nuevo. Navegar.
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